Digitalización y transformación digital. ¿En qué punto te encuentras?

A menudo nos encontramos con clientes que han iniciado procesos de digitalización creyendo equívocamente que están llevando a cabo un proceso de transformación digital. La digitalización de tareas y procesos no es más que la conversión de lo tradicional en digital. Dicha conversión a veces no se traduce en un aumento de la eficiencia y productividad, llevándonos a la decepción.

Por digitalización entendemos la conversión al formato no físico de la información. Es decir, cambiar el uso de herramientas tradicionales por de digitales manteniendo el proceso y los objetivos. Parte de los procesos o tareas son trasladables al mundo digital aportándonos un gran número de ventajas como la automatización de flujos de trabajo, la obtención de indicadores, la exportación de datos e información, etc. Sin embargo, sin los servicios de consultores expertos en transformación digital podemos acabar por tener un gran número de aplicaciones o programas no integrados a los que traslademos, sin ningún cambio, los procesos que veníamos haciendo. Algunas veces los costes pueden ser incluso superiores tanto en factor tiempo, humano y económico llevándonos a una decepción.

La digitalización puede ser una parte del camino pero no por sí sola un proceso de transformación digital. La transformación digital va más allá que una simple digitalización de las tareas y procesos. Se tiende a pensar rápidamente que se trata de un aumento de la tecnología, pero instaurar un CRM o un ERP no son por sí solos un proceso de transformación digital. La simple implantación de tecnología dentro de una empresa no produce ningún cambio, estos cambios se producen si somos capaces de sacar el potencial de estas tecnologías y lograr los objetivos marcados. La transformación digital va ligada a los objetivos y estrategias de la empresa. 

Un error frecuente es creer que la transformación digital tiene que ser liderada por el equipo tecnológico de la empresa u optar por empresas tecnológicas que, de una forma estandarizada, ofrezcan directamente sus productos. Normalmente existen tres palancas del cambio que hay que tener en cuenta: los procesos y productos, la tecnología aplicada y las personas, y la cultura. De ellos, esta última es la más crucial.  

El miedo al cambio, que suele estar instaurado en muchas organizaciones, provoca que aún se continúen llevando a cabo estrategias y procesos de trabajo antiguos o ya casi obsoletos.

Las consultorías boutique, como Kaizen Barcelona, se caracterizan por su personalización, compromiso y flexibilidad, así como por su atención al cliente. Estas aprecian disponer de un número más reducido de clientes con los que poder conseguir una mayor implicación y cultivar una relación a largo plazo.

El alto conocimiento que adquieren las consultorías boutique de las empresas con las que trabajan lleva a una reducción de la inversión en los procesos de adaptación, conocen a sus clientes y sus necesidades.

Por tanto, contar con los servicios de una consultoría boutique supondrá la definición personalizada del grado de ajuste de la empresa al proceso de de transformación digital, y de las oportunidades de mejora concretas que le pueden dar a la empresa, incluyendo el mundo digital en la estrategia empresarial.